Las uñas son estructuras de queratina que recubren y protegen la parte superior de los dedos de manos y pies en los seres humanos. La anatomía de una uña consta de varias partes:
- Placa ungueal: Es la parte visible y plana de la uña. Está compuesta principalmente por células muertas de queratina, que le dan resistencia y dureza.
- Lecho ungueal: Es la piel debajo de la uña donde ésta se adhiere al dedo. Contiene numerosos vasos sanguíneos y nervios.
- Matriz: Es la zona donde la uña se forma y crece. Se encuentra debajo de la cutícula y contiene células vivas que se dividen y producen nuevas células queratinizadas, las cuales forman la placa ungueal.
- Cutícula: Es una capa delgada de piel que cubre la base de la uña. Protege la matriz de posibles infecciones y lesiones.
- Lúnula: Es la parte visible de la matriz en la base de la uña, que suele tener una forma semilunar blanquecina. Es más visible en el pulgar y a veces en el dedo índice, y puede variar en tamaño dependiendo de la persona.
- Surco ungueal: Es la ranura en la que se aloja la raíz de la uña, donde esta comienza a crecer desde la matriz.
Las uñas crecen continuamente a lo largo de la vida de una persona, con una tasa promedio de aproximadamente 3 milímetros al mes para las uñas de las manos y un poco más lento para las de los pies. Su salud puede reflejar el estado general del cuerpo, y problemas como el color, la textura o el grosor anormal de las uñas pueden ser indicativos de condiciones médicas subyacentes. Mantener una higiene adecuada y cuidar las uñas mediante el recorte regular y la aplicación de humectantes puede ayudar a mantenerlas sanas y fuertes.